Todo sobre el aceite de maíz

El maíz es un producto originario de América que se trasladó a Europa tras el descubrimiento de este continente por parte de los españoles en el siglo XVI. Los primeros datos de su consumo en las tierras que hoy ocupan América se remontan al año 5.000 antes de Cristo. Quizá este es el motivo por el que EE.UU. es el principal productor de maíz en la actualidad.

De esta manera, uno de sus usos más conocidos es el aceite de maíz, el cual se emplea para sustituir al aceite de oliva debido a su precio competitivo y propiedades similares. De esta manera, el aceite de maíz refinado tiene un color pálido y su acidez es baja. En el sector culinario, se suele utilizar en la fabricación de margarinas, mayonesas, panes y platos preparados, entre otros. Asimismo, tiene propiedades antioxidantes y antienvejecimiento, previene el colesterol y protege la piel y el cabello.

El procesamiento de aceite de maíz

En el procesamiento del aceite de maíz se obtiene el aceite de su grano, que tiene un contenido total de entre 3 y 30% en peso.

En primer lugar, el aceite de maíz crudo se filtra y posteriormente se desgoma a través de un proceso de desgomado de vapor o bien alcalino. A continuación, el aceite se somete a un tratamiento de blanqueado con una arcilla a fin de eliminar las impurezas del producto, por lo que la arcilla absorbe los pigmentos y residuos procedentes del aceite y después se elimina a través del filtrado. En caso de que se quiera hidrogenar el producto, este es el momento para hacerlo ya que el aceite está caliente y expuesto a gas hidrógeno bajo presión. Acto seguido, se refrigera y se separa de cualquier impureza. Finalmente, la desodorización del aceite se lleva a cabo mediante un tratamiento de corriente de vapor continuo en una torre de destilación para extraer las impurezas restantes y conseguir un aceite de calidad.